jueves, 10 de marzo de 2011

El karma de saber vivir con uno mismo

Swami Vivekananda, fue un místico indio y la frase que escribo a continuación, dicha por él, creo que puede ayudar a entender el Karma: “Cada uno es responsable de lo que le sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones y elecciones en el pasado. Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy”.
Al respecto, creo que todos somos demasiado humanos como para admitir que tenemos algún que otro karma. Lo malo se encuentra en que muchas veces aquel karma se convierte en el desencadenante de muchos de los problemas que tenemos para con nuestro/s par/es. Probablemente puede que esto suceda porque, muchas veces, uno no termina de enfrentar los propios malestares, esos disgustos que uno guarda con uno mismo, esa serie de disconformidades que no nos permiten avanzar.
La mente es el motor más importante que tenemos y sostengo que es la que nos puede colocar en una posición de alegría o tristeza. Asimismo, no ignoro la certeza de que nadie es plenamente feliz; por eso como la mente cumple un papel fundamental a la hora de encarar cada día, momento o circunstancia de nuestras vidas es importante trabajar sobre ella.
Lograr un pensamiento positivo, sin rencores ni arrepentimientos por aquello que pudo haber pasado tiempo atrás, es lo que nos puede llegar a hacer sentir más aliviados como persona. Olvidar las cosas malas y convencernos de que somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos puede que sea la única receta que debamos “aprehender”, para así poder vivir sobre el escenario real: “el hoy, el presente” y lograr también perdonar a los demás.
Sin embargo, ¿en que película, novela o libro no habremos leído o escuchado alguna vez a quien decía: “Yo perdono, pero no olvido”?. Justamente esa es la raíz que hay que desprender de uno. Me parece que lo más saco sería pensar e intentar convencernos de que lo que puede curar nuestro mal es olvidar todo lo que nos perturbe y, a lo mejor, tampoco perdonar ciertas cosas cuando se trate de cuestiones ajenas dejándole ese trabajo a Dios.
Pero, por último, volviendo a la cuestión primera la frase me resulta más que interesante para aplicar la ley de causa y efecto con uno mismo. La biblia dice: “Cosecharás tu siembra”. En este punto coincido totalmente porque cada uno de nosotros siembra y cosecha cada acción, pensamiento y palabra.
Entonces, si cada persona fuera consciente de algo tan importante sería la solución a tantos problemas relacionados con el odio, las diferencias, intolerancias y rencores guardados. Si entendiéramos que solo depende de uno el futuro tanto individual como colectivo, comenzaríamos a cuidar eso que estamos siendo hoy para lograr  espejarnos del mismo modo el día de mañana.

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